La espada y la palabra: Vida de Valle-Inclán
Manuel Alberca
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Pages: 984
ISBN: 2:00341452
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La obra de Ramón del Valle-Inclán (1866-1936) ocupa un lugar preeminente e inagotable en la literatura española, y su brillante y contradictoria personalidad sigue concitando hoy la curiosidad del público. La grandeza del hombre y la importancia de su obra (que va desde el decadentismo inicial de las sonatas hasta el teatro del esperpento en los años finales) merecían esta biografía, documentada, exhaustiva y rigurosa, que, además, aporta una interpretación crítica de la idiosincrasia y del comportamiento del escritor a través de un relato solvente, útil y ameno.
se declaraba maltratado, ninguneado y preterido. No es su caso, pues realmente adoptaba la postura crítica con una escena teatral que le ignoraba injustamente. Hastiado de clamar en el desierto, decidió declarar inexistente su teatro. Finalmente exageraría para que no le confundiesen con el teatro comercial al uso. �Yo no soy autor, abastecedor de esos teatros, que vd. dice que existen [se refiere a los teatros comerciales], yo no soy empresario, no soy actor ni espectador.»50 El año 1927 fue
específicamente políticos, y cómo no, sobre el fascismo italiano y su posible aclimatación a nuestro país. �El fascismo es imposible en España», sentenció. Con esto no quería decir que se desmarcaba de anteriores opiniones apologéticas del movimiento político italiano. Al contrario, al ser preguntado por �el fascio», contestó: �El fascio no es una partida de la porra, como creen en España los radical-imbeciloides, ni un régimen de extrema-derecha. Es un afán imperial de universalidad en su más
Valle Inclán de los Santos». Usó el apellido �del ValleInclán» así como la forma abreviada �del Valle», y aparecen ambas incluso en un mismo documento. Al no tener descendencia, pues había tomado órdenes religiosas, tras su muerte, le heredó su hermano José Antonio (¿?-¿?), quien en diversos documentos firma tanto �del Valle-Inclán» como �Inclán del Valle». La anteposición del apellido materno se debió al testamento de un acaudalado antepasado, Miguel (de) Inclán, que no tuvo descendencia en su
tostada. Los cafés de provincias adoptaron también este desayuno en una manifestación más del nefasto y omnipotente centralismo madrileño. Esta popular y económica colación constituía una suerte de menú del día. Consistía en un generoso tazón de café con leche, al que acompañaba un vaso de café y leche suplementario para que el cliente pudiese repetir a su gusto, más media barra (de arriba o de abajo) del llamado pan francés con abundante manteca. Se prefería la mitad de abajo, pues al ser más
Liberal era hegemónica, suponía tener sólidas convicciones ideológicas. Cabe sospechar que la Restauración borbónica le produjo una gran decepción, una frustración tan amarga, que quiso desentenderse de la actividad política por un tiempo, para volver a su vida familiar y a sus trabajos intelectuales de historia y poesía. Para un republicano, las nuevas y adversas circunstancias políticas de los primeros años de la Restauración le devolvieron a las aficiones casi olvidadas de otros tiempos. Con