El pasaje (Spanish Edition)

El pasaje (Spanish Edition)

Language: Spanish

Pages: 1088

ISBN: 8489367876

Format: PDF / Kindle (mobi) / ePub


Una epidemia irrefrenable, desatada por un desastroso experimento militar, inunda el planeta. Los infectados por el virus ya no son seres humanos, sino eficaces e invulnerables máquinas de matar. Sólo una niña, una huérfana llamada Amy, parece compartir con los infectados muchos de sus poderes, pero no su sed de sangre. Cuando el mundo tal y como lo conocemos llega a su fin, es Amy la única que cruzará el pasaje entre un planeta moribundo y un planeta nuevo, donde tribus dispersas de humanos sobreviven como pueden en un mundo hostil que ya no les pertenece. Escrita por un autor multipremiado, El pasaje es la primera parte de una fantástica trilogía que se ha convertido, incluso desde antes de su aparición, en la novela más comentada de los últimos tiempos, al mismo tiempo una formidable aventura llena de acción y suspense y una épica de la resistencia humana frente a a la peor de las catástrofes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

puesto a la chica en la más estricta cuarentena; sólo Sara podría entrar en el hospital hasta que dispusieran de más información. La pesquisa se llevó a cabo en una antigua aula del Asilo. Peter reconoció el aula: era la misma aula a la que Profesora lo había llevado el día de su liberación. Una pesquisa, ésa era la palabra que utilizaba Sanjay, una palabra que Peter no había escuchado hasta entonces. Peter pensó que era una palabra curiosa para designar el hecho de buscar a alguien a quien

hacer ruido, tiró del cerrojo. Entonces oyeron un ruido sordo arriba. —Están en el tejado. Michael salió dando tumbos de la sala de atrás. Los observó con el ceño fruncido, los ojos abotargados de sueño. —¿Qué pasa? —preguntó en voz demasiado alta. Alicia se llevó un dedo a los labios y señaló el techo. Había más ruidos arriba. Peter notó en sus tripas una bomba que estallaba. Los virales estaban buscando una forma de entrar. Algo estaba arañando la puerta. Un impacto de carne sobre metal,

espectral. —No la mates, Theo. �No.» Despertó sobresaltado, y el sueño estalló como una burbuja. —No… lo haré. La voz se convirtió en un rugido. —Maldita sea, �crees que esto es un juego? �Crees que puedes decidir el desenlace? Theo no dijo nada. �Por qué no le mataban de una vez? —Muy bien, socio. A tu aire. —La voz exhaló un profundo suspiro de decepción—. Tengo noticias para ti. No eres el único huésped de este hotel. Creo que no te va a gustar nada la siguiente parte. —Theo oyó que

que ir a ver a un pariente enfermo, así que Amy pasará el fin de semana con nosotras. Le sorprendió la facilidad con que le salió. No tenía práctica en el engaño, pero las palabras se ordenaron con rapidez en su mente y llegaron a sus labios sin el menor esfuerzo. Mientras hablaba miró a Amy, sin saber si la delataría, pero vio un destello de complicidad en los ojos de la niña. Lacey comprendió entonces que aquella niña estaba acostumbrada a guardar secretos. —Hermana —dijo la anciana hermana

volviendo loco. Es como si un ejército de hormigas se me estuviera paseando por el brazo. Sara tapó la cantimplora y la dejó a un lado. Se tratase o no de la fiebre, su color la preocupaba. —Es una buena señal. Significa que te estás curando. —A mí no me lo parece. Withers aspiró aire y lo expulsó poco a poco. —Joder. Sancho iba en una camilla debajo de él, cubierto de vendajes. Sólo asomaba el pequeño círculo rosado de su cara. Sara se arrodilló y sacó un estetoscopio del maletín para

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