Cuentos de la China Contemporanea (中国当代短篇小说集)
Wang Meng
Language:
Pages: 155
ISBN: 2:00334029
Format: PDF / Kindle (mobi) / ePub
China, the great eastern power with a civilization of more than 5,000 years, is experiencing amazing economic development has attracted worldwide interest. With the deepening of reform and opening, China strives to present their culture to international audiences. The best way to know a country and a people is through its literature, in this sense we present the selection of The Chinese contemporary Tales. These ten stories, written by successful authors in China, opened the window to the Chinese contemporary readers in Spanish.
comida. El encargado Liu lo veía todo, pero como si no lo viera. Si alguna se quejaba, él decía: –No acuses a los demás, es tu culpa. Cuando venían visitas a la escuela, después de los banquetes Liu Jiancheng no dejaba que otros perros se acercaran. A Cuatrojos lo encerraba en el salón para que disfrutara solo del festín. Cuando no tenía nada que hacer, Cuatrojos, al igual que su amo, daba vueltas en la puerta del comedor, como si fuera el segundo encargado. Cada día las porciones se iban
hora se divulgó de boca en boca en Puentes Quebrados. El tema de conversación rápidamente se concentró en el aspecto sexual, aunque no de forma explícita. Decían: –¡Niño malvado, apenas tiene siete años y ya anda pensando en esas cosas! –¡Ni los adultos! Esas majaderías jamás se han visto por aquí. Pero, más que escandaloso para la mayoría era un asunto insólito e irrisorio. Cuando se supo que Wangwang le había mordido una teta a la señora Hui, hubo quien se burló de ella cantando a sus
ojos negros como azabache, asustados, se cerraban para escapar de la luz. Qinglai le decía: –Así es mejor. No lloras y no necesito darte de comer. �Gracias por librarme de los quehaceres de las mujeres! Examinando la carita bañada por el sol se le ocurrió al joven una idea extraña: "Pareces corderito. Los corderos tampoco lloran. �Acaso eres una niña-cordero? �Comerás pasto?" Vio una maceta de crisantemo en la ventana de una casa. La flor estaba marchita pero las hierbas de junto seguían
Feng Min llevaba un abrigo de color discreto y una bufanda a cuadros negros y blancos. Su belleza, comparable a la de una diosa, lo había hipnotizado; se paró a la sombra de la acera contraria para observarla; sin duda esperaba a alguien. Decidió que si llegaba un hombre les aventaría una piedra en señal de protesta, y si fuera llegaba una mujer, empezaría a cortejarla. El deseo de Yang Bo se cumplió. Una muchacha salió del teatro. Cuando pasaron frente a él, tomadas de la mano, Yang Bo vio en la
hablando sobre la necesidad de aprender a discutir, a polemizar, pero aún no lo logramos. En principio, nadie se atreve a discrepar un poco sobre algo, pues eso significa rivalidad, a ser considerado como un oponente que cuestiona la autoridad, e incluso declara la guerra. Así, te enemistas con uno, con varios y luego con todos, hasta que incluso se te olvida el tema de la polémica. Sólo tienes presente que al otro no lo puedes ver ni en pintura y mientras tanto el pleito sigue sin fin. �Cómo